Últimamente no puedo decir que
haya estado disfrutando plenamente de correr y realmente no acababa de
comprender el porqué. Quizás me hacía falta un flash, un aviso…algo que me
hiciera reaccionar y replantear cual es mi senda. Realmente correr se ha convertido
en una necesidad básica para mí como lo es comer o dormir…y cuando digo correr
no me refiero a buscar un resultado, una competición o una marca. Sino a
hacerlo una rutina como aquel que acostumbra a tomar café a las 3 mientras lee
el periódico o tiene por hábito llamar a su madre a las 5 de la mañana o salir
los domingos a tomar unos vinos. Necesito saber que voy a disponer de mi GPS
lleno de batería, que voy a tener mis zapatillas al menos secas y que siempre
habrá un cortavientos dispuesto evitar cualquier escusa con algún tipo de
inclemencia meteorológica. Puedo prescindir de quedar con los amigos, de decir
no a un “gran” acontecimiento como una boda, vivir sin internet (aunque haya
personas que no lo crean) o incluso, aunque me duela decirlo, olvidar un poco a
la familia. Pero no de la rutina que implica correr. Quizás sea egoísta, creo
que inmaduro también y mi cabeza no esté muy amueblada… pero sé que corriendo
he logrado tener un dominio de mi cuerpo tan grande que consigo encontrar
felicidad donde otros ven miedos o tristeza. Corriendo confío en mi mismo, no
tengo dudas y no me importan las consecuencias de mis actos porque sé que son
los adecuados. Hay entrenamientos que me ha transmitido emociones que me
gustaría que algún día se pudieran medir o cuantificar. Creo que a todo esto mi
entrenador le llama Satori.
A
veces, inconsciente de mí, intentas hacer ver lo que sientes corriendo a otras
personas. Y es que el gran problema es que no se puede ver lo que se siente
sino sentir lo que se siente. Para poder entender ese estado de felicidad hay
que sentirlo. Puede que haya gente que lo consiga con la música, con su
familia, quedando con los amigos… no lo se, yo sé que lo alcanzo corriendo,
acompañado o sólo, pero corriendo. Hay veces que la tentación de salirse del
camino puede ser grande, la sociedad en la que vivimos nos dicta desde pequeños
un guion que debemos seguir, nos introducen en una espiral de la que es muy
difícil escapar. Estudiar, trabajar y obedecer. Seguir al rebaño, lo que hace
todo el mundo es lo correcto, lo que piensa todo el mundo es lo que hay que
pensar. Incluso nos imponen la forma en la que tenemos que divertirnos. Nos
generan o más bien nos generamos necesidades innecesarias que cuando no
disponemos de ellas nos sentimos mal. No voy a decir que no he tenido caprichos
innecesarios o sea esclavo de las diversiones oficiales de esta sociedad,
exuberantes navidades, y es que como dice Melendi, “la navidad la ha inventado
el Corte Inglés”… pero he podido comparar las sensaciones que me aportan estos
placeres convencionales y fáciles de asimilar con lo que me aporta correr y
creo que me quedo con lo segundo. Se me ponen los pelos de punta cuando me
acuerdo de mi primera Travesera, de los momentos tan intensos vividos este invierno
en el Anillo del Vindio, ver como se le escapaban las lagrimas a mi abuelo en a
las 11 de la noche en la plaza de Chamonix tras 15h disfrutando bajo la lluvia o
el abrazo con María… todas esas emociones, esas sensaciones las he alcanzado
corriendo y sé que son las que me más me gustan y también las que más me han
hecho crecer. Perdón por este tostón que he escrito pero necesitaba expresarlo
de alguna forma.
Y
hablando de todo un poco, el domingo disputé los 10km BBVA de Madrid. La verdad
es que no iba con ninguna intención más allá de encontrar buenas sensaciones
compitiendo y es que el ajetreo en el que me he visto envuelto últimamente no
me ha permitido llevar la rutina de entrenamientos que tan importante es para
que las cosas salgan bien. He entrenado bien, pero por las mañanas cuando me
levantaba no sabía cual sería mi hora de entrenar y esto genera un poco de
ansiedad. Aun así estoy contento con lo conseguido, sensación de piernas
ligeras en una carrera que se hizo muy dura debido a las condiciones que el
cielo Madrileño nos brindo. En cuanto a los números, 34’08” y un 3º de la
general. Poco seguiremos buscando asentar rutina y orden de entrenamientos
puesto que es una pieza muy importante para poder sacar resultados.
Nos vemos en las montañas.
Tu análisis, pienso que para nada es egoísta y mucho menos inmaduro. Es todo lo contrario, eres de las personas que más transmites y que te mueves por SENSACIONES. Sobre todo disfrutas haciendo lo que haces independientemente de los resultados. Es un placer conocer a gente como tu, que disfrutan de la esencia del deporte, del correr y de la montaña.
ResponderEliminarAunque lo que más atrae de tus lineas, es la capacidad de análisis que tienes con tu edad. Eres un crack más allá de tus resultados.
Recibe un saludo muy grande y créeme que te entiendo perfectamente.
Pd: Salgamos de esta sociedad encorsetada y seamos libres de pensamiento y actuación.
Un abrazo, Javi.
Gracias por tus palabras Javi, espero que poco a poco mi querido entrenador me vaya mandando más montaña y así poder hacer de Villafeide mi "pequeño" parque de atracciones y ya sabes, estas invitado a un viaje a nuestro Corr... perdón Polvoredo jejeje. Un abrazo.
ResponderEliminarYa moveré los hilos necesarios para que te hagan hijo predilecto de Villalfeide. Te lo tienes ganado con creces, además buscaremos una parcelita para que hagas tu rincón y también para el Fabia, una minicochera para que no le caigan muchas heladas al pobre mientras desgastas las zapas por ahí arriba.
ResponderEliminarPD: Nos vemos en la cima del Polvoreda.
Un abrazo.
Javi