Poco a poco se van consumiendo las semanas y los objetivos se van acercando.
Parece que fue ayer cuando me retiré por primera vez en la Travesera, a las 4:30 de la mañana de un 25 de Junio. Este fue un punto de inflexión en mi vida y me sirvió para darme cuenta de que las carreras en las que más disfrutamos y aprendemos no son las que mejor resultado final tienen. Me sirvió para unirme definitivamente al mundo de las montañas y me sirvió para revelarme contra el destino y volverla a preparar más duramente. Me puede volver a ganar, hacer doblar mis rodillas en Dobresengos, pero ahora sabe que volveré para intentar domarla y que me deje formar parte de ella. Es mi carrera y se tiene que dar cuenta... ni 100 campeonatos del mundo pueden aportarme lo que me aporta la Travesera. Es la única que me ha hecho llorar y al mismo tiempo reír. Me golpea duro para que no vuelva, desata la fuerzas negativas que hay dentro de mi a la vez que deja libres las positivas... siempre lo mismo... pero lo necesito, necesito sentir esos calambres en las piernas cuando nos vamos acercando a la Horcada Caín, esa sensación de correr dormido y faltando aún 4 horas para llegar a meta, imaginarte cómo será ese momento para el que te has estado preparando durante todo un año.
Llegas a las Vegas de Sotres y te tienta con sus cantos en forma de descanso para que la dejes y se salga con la suya. Amigo, te recomiendo que cuando salgas de estas Vegas evites mirar a tu izquierda, te estará tentando con el cálido aroma a paz de Sotres. Agacha la cabeza e incrustate de lleno en el infierno de Jidiello, te volverá a golpear pero si lo vences, la recompensa será enorme... una sensación que jamás se puede olvidar... siempre la misma, pero necesaria como la droga de un yonki.
Parece que fue ayer cuando me retiré por primera vez en la Travesera, a las 4:30 de la mañana de un 25 de Junio. Este fue un punto de inflexión en mi vida y me sirvió para darme cuenta de que las carreras en las que más disfrutamos y aprendemos no son las que mejor resultado final tienen. Me sirvió para unirme definitivamente al mundo de las montañas y me sirvió para revelarme contra el destino y volverla a preparar más duramente. Me puede volver a ganar, hacer doblar mis rodillas en Dobresengos, pero ahora sabe que volveré para intentar domarla y que me deje formar parte de ella. Es mi carrera y se tiene que dar cuenta... ni 100 campeonatos del mundo pueden aportarme lo que me aporta la Travesera. Es la única que me ha hecho llorar y al mismo tiempo reír. Me golpea duro para que no vuelva, desata la fuerzas negativas que hay dentro de mi a la vez que deja libres las positivas... siempre lo mismo... pero lo necesito, necesito sentir esos calambres en las piernas cuando nos vamos acercando a la Horcada Caín, esa sensación de correr dormido y faltando aún 4 horas para llegar a meta, imaginarte cómo será ese momento para el que te has estado preparando durante todo un año.
Llegas a las Vegas de Sotres y te tienta con sus cantos en forma de descanso para que la dejes y se salga con la suya. Amigo, te recomiendo que cuando salgas de estas Vegas evites mirar a tu izquierda, te estará tentando con el cálido aroma a paz de Sotres. Agacha la cabeza e incrustate de lleno en el infierno de Jidiello, te volverá a golpear pero si lo vences, la recompensa será enorme... una sensación que jamás se puede olvidar... siempre la misma, pero necesaria como la droga de un yonki.
Deja ya de una vez esa chorrada de las carreras, y dedícate a la escritura; pues aunque los escritores se quejan mucho, nunca les duele nada y para colmo, encima ganan pasta.
ResponderEliminarOyes Pablo ¿tenés novia?
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